viernes, 19 de julio de 2019

8

Era finales de agosto de 2024 y hacía mucho calor. El verano en Madrid empezaba a despedirse y ya no salíamos de remerita nada más. Nos agarrabamos una campera o un pulover liviano. Yo no. Tenía los tobillos hinchados como dos macetas, pesaba 78 kg y me costaba respirar y dormirme por las noches. 
Hacía 3 años ya que estabamos en ese barrio y en ese tiempo nos habíamos hecho amigos de Jordi y Luana (una pareja de dos personas increíbles que siempre tenían ganas de hacer algo) y de Emilia y José. Esa noche de viernes donde todos los madrileños salían a aprovechar los ultimos vestigios del calor, le dije a Pablo que no me sentía bien. Pero que igual ibamos a ir al bar donde, mientras miraba como todos tomaban cerveza y yo solo tomaba Coca Cola Sin azucar, nos esperaban nuestras dos parejas amigas. 
El 4to año viviendo en el viejo continente me seguía sorprendiendo, de vez en cuando, cada vez que un español me saludaba con dos besos. Realmente eso fue lo unico a lo que no pude acostumbrarme. Hasta me había acostumbrado que en el consultorio me dijeran patatas y no papas. En fin, me fui. Cuando ya todos iban por la tercera caña, empecé a ver como todas las mesas se movían. No, no era un terremoto. Había empezado el trabajo de parto. Renata llego el 28 de Agosto de 2024 y nosotros, nos convertíamos en padres por primera vez. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario